Año III

28 de septiembre de 2023, La Plata, Buenos Aires, Argentina

Del pensar y del bosque. Notas sobre Medusa

Por Sonia Scarabelli

Mi primera sensación con Medusa, de Eugenia Stracali, fue la de una obra trabajada, en el sentido que le da a la palabra trabajo Marina Tsvietáleva cuando dice: La obra se escribió, yo he trabajado en ella, [...] y que en esta obra he trabajado lo demuestra (...) que el trabajo para el lector es imperceptible. Lo que ocurre entonces es que el poema parece venir de un lugar en el que ha estado siempre, y a la vez, se encuentra vivo, en movimiento, y a la vez, ha sido hecho. Como máquina que produce cierto efecto fascinante y como cuerpo herido, así se me aparece este libro. Y mientras busco las palabras para hablar de él, lo veo desplegarse ante como escena de una tarea y como bosque. ¿Y qué tarea es esa? La de un poema que es un pensar. ¿Y qué bosque es ese? El que crece de la cabeza cortada. (En ese bosque entraremos.) Ahora bien, ¿por qué un pensar justo allí donde el monstruo parece afirmarse como su negación, pura máscara sin cuerpo o puro cuerpo sin cabeza? Lo anuncia ya de algún modo el epígrafe de May Sarton: Pero te vi, Medusa, pedí mi deseo, / y cuando te dejé, estaba vestida de pensamiento...‘ 

Entonces, no es una esencia, un significante cancelado: es un pasaje, un ritual, un poema una máscara profiláctica a través de la cual algo habla para volver a contar el mito, o la historia. Medusa se levanta del polvoescribe Stracali se deshilacha su boca / lengua bifida / ojos amarillos / uñas de cristal / saliva lava blanca. A través de la máscara sin habla, del artefacto hipnótico (lengua bífida, ojos amarillos), el poema hace pasar otra cosa, su santo y seña, el gesto de una metamorfosis continua / escritura que se abre para no ahorcarme. Porque Medusa es el monstruo (Soy aquel espanto / avanza mi sombra / circula el pánico en el aire) y es también cuerpo torturado [que) encuentra la dulce arcillay una fuerza de sentido, una potencia que se agazapa desde el polvo. Mujer reordena el mundo y sus imágenes, leemos en el poema 23 de la primera parte, y enseguida, en el 24,escribe en el vacío / salta sabiendo que llega al otro lado /queda un resto de ella en el borde / en los jardines arrasados / detrás de las rejas queda

Antes dije la tarea de un poema que es un pensar, pero May Sarton lo había dicho mejor, había dicho un deseo: pedí mi deseo, / y cuando te dejé, estaba vestida de pensamiento. ¿Qué quiere ese pensar?, me pregunto entonces. Hay una herida en la lengua materna, escribe Stracali en La sonrisa de Medusa, el poema que abre la primera parte. ¿Querrá ese pensar, quizás, cerrar la herida de la lengua materna bífida? La lengua cortada, partida en dos, no habla: ondula inútil en la boca seca de la cabeza decapitada mientras Perseo la usa como arma. Pero ya lo sabemos: la verdadera herida abierta en la lengua, la del sentido, no puede cerrarse. Su herida es la extraña condición de una vida que va a hacia su misterio, que no se congela ni se convierte en piedra. Así que este pensar debe ser otra cosa; no reparación, no sutura de la lengua, sino impulso, o como dice Stracali, “profecía abierta. La Medusa parlante tiene ahora otra boca; sibilina, bosque crecido de la cabeza que alguien cortó creyendo que era una victoria. Con ella denuncia: me decapitó mientras dormía“, y profetiza: todo asesino se hundirá en la dulce justicia de Medusa

Phobos, el miedo, cambia entonces de condición; la Medusa que se levanta del polvo, se ríey ya no se esconde aunque sienta temor es la pesadilla de los héroes: antes me ocultaba / detrás siempre detrás / máscara profiláctica / detrás siempre detrás / (...) antes me ocultaba / ahora no. Medusa se levantó del polvo para emprender un viaje; en este viaje que, como toda travesía, entraña sus peligrosse afirma, se escribe sola / poesía eco / nadie podrá cortarle la garganta. Entonces, donde la gorgona mortal dejó caer su cuello, quebrado cristal, creció un bosque; y, como escribe Stracali, las astillas provocan otros sonidos / otras sílabas / palabras nuevas / [y] este hacerse y deshacerse del lenguaje / resguarda un hilo melódico / verdadero cuerpo poema“. Sucede que ahora Medusa habla, y de sus centenares de lenguas bifurcadasse alza una voz. La que habla, claro, no es ya la cabeza cortada, sino la otra cabezabosque que ha crecido en su lugar, la que su deseo y, cuando dejó a Medusa, estaba vestida de pensamiento“.

 

*Arte de tapa por Leonardo Massari @leonardomassari @lenomass

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