Año III

27 de septiembre de 2023, La Plata, Buenos Aires, Argentina

EL HILO TENAZ DE LA HISTORIA

Por Soledad Gómez Novaro

Qué poco sabemos del s. XIX. Cuántos secretos guardamos del s. XIX. Nunca

hemos dicho con claridad por qué arrinconamos a nuestros indígenas. Ése es casi

un secreto de estado. (…) Nuestras historias más cercanas las hemos mantenido a

un nivel de ocultamiento, de encubrimiento… Hay como un contrasentido de que

no queremos acercarnos a esa prehistoria cercana, como que sería casi una

prehistoria acusatoria… 

Guzmán, P. Nostalgias de la luz, entrevista al arqueólogo Lautaro Núñez.

Zorro Cazador de Pumas trata la vida del cacique conocido con el nombre de Mariano Rosas desde que es tomado prisionero hasta el momento en que su cráneo es restituido a su tumba. A medida que avanzamos en la lectura va haciéndose visible lo que, en términos de J. L. Borges, podríamos llamar “una secreta forma del tiempo, un dibujo de líneas que se repiten”. Esta estructura cíclica del texto no es una forma azarosa, sino que constituye el corazón del poema, la parte sustancial del devenir de un hombre y su pueblo. Devenir que se replica en otras regiones y en otras etapas de la historia de nuestro país y nuestra América.

A través del lenguaje austero y conciso del libro, los ciclos de violencia se van entramando en una sucesión permanente de ataque – saqueo – cautiverio – retorno, que se reinicia en dos etapas diferentes de la vida de Zorro Cazador de Pumas. En cada reiteración subyace una constante de violencia que se manifiesta en un destino inexorable de exterminio. 

El poema desarrolla dicotomías tales como toldería / estancia, cacique / coronel, tumba / museo que ponen de relieve el conflicto fundamental entre el ranquel y el huinca, donde se deja en claro el objeto en disputa, la tierra, que toma diversos sentidos. Así, el huinca la codicia como botín de guerra y fuente de riqueza, mientras que para el ranquel es vida, espacio de pertenencia, nexo con el pueblo y la memoria ancestral.

En cuanto al carácter cíclico, el poema presenta un juego de espejos, por lo que encontramos tópicos que se reiterarán en la vida del Zorro Cazador de Pumas. Los ejemplos abundan. Uno de ellos es el del regalo, que manifiesta la deshumanización, instancia primordial del genocidio. Así lo vemos en el instante en que Santiago Llanquelén decide que el hijo de Painé “será un regalo / para el restaurador”. Dicho tópico se retoma después de la profanación de la tumba del cacique, cuando la voz poética dice: “Los huincas / regalan tu muerte / del coronel al abogado / del abogado al museo”. 

A su vez, en una serie de contrastes que manifiestan la tensión ranquel – huinca presente en todo el poema, se repite la presencia del cautivo en el espacio del enemigo. De esta manera, cuando el hijo de Painé entra a la casa de Rosas, leemos que “el gurí (…)  clava su sombra / en el damero limpio / de una habitación / llena de luz…”. Y la réplica vendrá más adelante, en el segundo cautiverio, con la mención recurrente del cráneo del lonko / en la penumbra de un museo”. 

Otro elemento que se destaca es la usurpación de la identidad, cuando Rosas decide que su prisionero “será cristiano” y que él, como padrino, “elegirá su nombre”. Dicho conflicto por la identidad resuena durante el “segundo cautiverio”, en el instante en que la voz nos dice “sellan la marca del cautivo / 292…” en el cráneo del cacique. 

Por último, se duplica el anhelo de la tierra de origen, a través del tópico de la sed en la secuencia en que el hijo de Painé huye de la estancia: “existe Leuvucó / y de tanta sed / encontrará a su pueblo”, o bien, “aguas de Leuvucó / no hay laguna que sacie / la demasiada sed de un hijo”. Esta sed tendrá su eco en el momento en que el cráneo del cacique sea devuelto a sus familiares y regrese a su tierra: “No hay sosiego en la muerte / si el hueso tiene sed de arena”, “La luna / hace / brillar tu cráneo / ya regresás / cacique”.

Decíamos anteriormente que la estructura cíclica constituye el corazón del texto, dado que Zorro Cazador de Pumas saca a la luz conflictos silenciados que se reiteran en nuestra historia. Es tan así, que el poema va más allá de los sucesos de la vida del cacique. La codicia de la tierra y el exterminio en la guerra de botín son constantes que se extienden desde la llegada del europeo a América hasta nuestros días. Y son estas constantes las que quiso desnudar Gerardo Curiá. Basta ver el objeto en disputa, la tierra, que sigue siendo causa de conflicto. Basta ver las dedicatorias del poema, a Santiago Maldonado, a Rafael Nahuel, a los pueblos originarios de América. 

Lo que define a un artista no es solamente su trabajo en la materia, su mero hacer. Resulta esencial su mirada, sin la cual, el hacer sería solamente oficio carente de espíritu. Curiá deja en claro su visión de los hechos, toma posición cuando escribe “por la restitución a los pueblos originarios de los cuerpos y materiales profanados en nombre de la ciencia y el progreso, por 500 años de genocidio que no cesan. Como poeta, elige intervenir en el juego de tensiones que se puede plantear en términos de olvido – memoria, silencio – voz, y toma posición. Elige y escribe un poema que es fundamental, dado que denuncia un genocidio y la impunidad que lo silencia, pero al mismo tiempo, transciende la historia de Zorro Cazador de Pumas y el exterminio de los ranqueles. El texto halla su eco también en otros sucesos más recientes como el genocidio que tuvo lugar bajo la dictadura del 76, con las apropiaciones y usurpaciones de identidad, con las desapariciones forzadas y los reclamos de los cuerpos. Las semejanzas entre los cíclicos exterminios son nítidas y la resistencia se manifiesta siempre en la memoria. Es por esta misma similitud entre las distintas masacres, que podemos atribuir al libro de Curiá, la reflexión que Ángela Urondo Raboy hace sobre La patria fusilada de Paco Urondo: “La memoria aquí reconstituida (…) es un legado para las futuras generaciones. La lucha por la verdad y la justicia mediante la palabra como herramienta y el uso del lenguaje como territorio para la disputa de los sentidos, forma parte de nuestro acervo, constituye nuestro patrimonio histórico y cultural.”

Zorro Cazador de Pumas es memoria y resistencia. Dice Susana Rotker en su libro Cautivas. Olvidos y memoria en Argentina: “Qué y cómo se recuerda habla mucho de lo que somos. Memoria, olvido, represión, desplazamiento (son) los eslabones de la cadena de quién soy o creo ser, de quiénes somos o creemos ser. La memoria es nuestro marco de referencia, es la médula de nuestra identidad. Así, el acto de escribir este poema, el acto leerlo es optar por la memoria y habla de nosotros. 

SELECCIÓN DE POEMAS

No existe frontera en la avaricia

ni la fertilidad de la opulencia

ni el sosiego de los humillados

el deseo del rapaz

alumbra su imperio

sobre el cuerpo del otro

Pampa umbría

 I 

El hijo del cacique 

dirige su primer malón 

no hay huellas 

siempre horizonte 

joven luna ranquel 

llena de noche 

Zorro Cazador de Pumas 

Mariano Rosas 

es quien se ausenta 

pastizal y cielo 

que duele cruzar 

la derrota.

 II 

No 

no lo alcanzan 

ni jinete 

ni caballo 

el ranquel 

se hace viento 

travesía 

hacia el oeste 

el sur 

abandona su rastro 

una sola certeza 

existe Leuvucó 

y de tanta sed 

encontrará a su pueblo

El alba de un terror 

Alza la paz 

su diezmo de violencia 

equilibrio 

entre flagelo y parlamento 

esa inercia de siglos 

entre ejército y malón 

hostilidad y comercio 

tiempos 

de ganado 

y cautivos 

fortín 

y tolderías 

negocios secretos 

entre el Puelmapu 

y los cristianos 

pero ya no 

Mariano Rosas respira 

el alba de un terror 

revólver y remington 

qué puede 

la bravura de un lancero 

el vértigo de su caballo 

la caída se alza 

sobre los hombros 

del cacique 

lo sabe 

el mañana será 

una luz siniestra.

La ley de la tragedia

Mariano Rosas 

en la cuenca vacía de tus ojos 

ya ni arena 

para lágrimas. 

II 

Zorro Cazador de Pumas 

sobre tus hijos 

la ley de la tragedia 

Valcheta 

Martín García 

Chichinales 

Rincón del Medio 

Malargüe 

campos de concentración 

territorios del daño 

congoja y hambre 

cuerpos para la muerte 

y a los que sobreviven 

la esclavitud 

cañaverales de Tucumán 

viñedos de Mendoza 

estancias de la Pampa conquistada

 yerbatales 

obrajes 

ellos 

serán

fibra 

solo fuerza 

en la servidumbre más bruta 

lo que les dure la vida 

III 

Calavera de Mariano Rosas 

duele 

la profecía que se cumple

La marca del cautivo 

El doctor Estanislao Zeballos piensa: 

hay que quitarles la muerte a los derrotados 

profanarles las tumbas 

coleccionar los huesos de sus lonkos 

Ellos 

serán lo arcaico. 

II 

Talismán del saqueo 

en la velada de los vencedores 

Mariano Rosas 

ultrajan tu silencio blanco 

hasta saciarse 

no hay sosiego 

para tu calavera

 III 

Los huincas 

regalan tu muerte 

del coronel al abogado 

del abogado 

al museo 

292 

en el hueso de tu cráneo 

sellan 

la marca del cautivo 

292 

la vertiente de un daño 

inmóvil 

a qué mirada 

en qué lugar 

te exponen 

292 

y dicen 

una simple muestra 

de lo que ya no 

y vos 

que ni siquiera cuerpo 

aún 

impredecible

Hilo tenaz de la historia 

Zorro Cazador de Pumas 

Mariano Rosas 

cumpliste tu albur 

de cacique y cautivo 

ahora 

tu calavera 

se hace Pampa 

ya sos 

antupainco 

de los ranqueles 

lejanías de viento 

te acunan 

te hacen música 

loncomeo de los que no ceden 

Atacamas Chanes Charrúas Chorotes Chulupies Comechingones Diaguitas Guaraníes Gauycurúes Huarpes Logys Kollas Lules Mapuches Mocovíes Ochoyas Omaguacas Pilagás Ranqueles Vilelas Sanavirones selk’nam Tapietes Mbye Guaraníes Tastiles Tehuelches Tillanes Quoms Tonokotes Lules Vilelas Wichís 

el desmonte cruza de llanura en llanura 

y hace un tajo de hambre 

en el cuerpo inocente 

de norte a sur 

tierras de siempre 

y aún 

no 

cacique 

vos 

que ya ni hueso 

sos la pregunta 

y su respuesta

 tu cuerpo arena es un kultrún 

y las manos del viento 

tiemblan 

en una danza de siempre 

tu nombre 

Zorro Cazador de Pumas 

Mariano Rosas 

no cesa 

hilo tenaz de la historia 

antupainco


.

Crédito de la Imagen: Gerardo Curiá

Gerardo David Curiá nació en San Pedro en 1968. Publicó los siguientes libros de poesía: Sol,
iris, sueño (poesía, 1990); Quebrado Azul (2004); Serie los suicidas (2005); Caldén (2014);
Música del Límite, obra distinguida en el Concurso Nacional Macedonio Fernández (2010); El
damero de los sueños (2015) y Pescador (2016). En narrativa, publicó Crónicas de San Acustio
(2002). Recibió numerosas distinciones por su actividad literaria. Ha integrado antologías en su
país y en el exterior, entre ellas la Antología Federal de Poesía de Provincia de Buenos Aires
realizada por el Centro Federal de Inversiones. Participó en varios festivales internacionales de
poesía. Formó parte del taller literario El Tren de la Palabra. Condujo los ciclos literarios: Las
Vacas Sagradas, Maldita Ginebra, Contingente de Poesía y Canciones y Número Vivo, con el
colectivo de literatura escénica Las Puntas del Clavo. Colaboró con el ciclo Interiores poetas del
País, conducido por Inés Manzano. Codirigió con Lidia Rocha, Jorge López, Sabina Giacometti y
Federico López el Festival de poesía en San Pedro (Buenos Aires). Conduce el programa de
radio Moebius, dedicado a la literatura y el arte.

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