
Emilio Pettoruti
por Patricia Cuscuela
En octubre de 1894 nació el pintor Emilio Pettoruti, en La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Finalizados sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata comenzó su carrera como caricaturista. En 1913, con una beca del gobierno de su provincia, se trasladó a Italia para estudiar pintura e historia del arte en Florencia. Su permanencia en Europa desde entonces y hasta 1924 hizo posible que estudiara a los maestros renacentistas para luego entrar en contacto con integrantes de las escuelas vanguardistas de Europa: Picasso, Braque, Juan Gris (cubismo); Marinetti (futurismo) acercándose así al arte abstracto. Precisamente en Europa conoció a Xul Solar.
De regreso al país introdujo estéticas de futurismo y cubismo en los círculos del arte pictórico, causando cierta incomodidad a críticos y artistas conservadores.
Pettoruti, con su particular interpretación del cubismo, con un firme interés en la forma y el color, consideró a la luz como un elemento más a ser pintado como puede verse en Sol sobre la mesa. Según los entendidos, es difícil clasificar su obra, cuyas características más destacadas son, junto a la presencia constante del cubismo, la humanización de los objetos y de los astros (el sol) y el fondo de equilibrio clásico de su pintura.
“Asimismo, la problemática de la abstracción pura pareció ceder su lugar a otras cuestiones o, en todo caso, apareció relacionada con otras, siguiendo su línea de investigación, a partir del cubismo en su definición por planos de color/luz y el trabajo por la definición de claves tonales que llegan a desmaterializar y dificultar el reconocimiento de las formas naturales”, explica Patricia Artundo. “Pettoruti no trabaja sobre temas –aun cuando estos sean reconocibles como en el Retrato del poeta Alberto Hidalgo (1925)-, sino que trabaja sobre motivos que constituyen el soporte sobre el cual ejerce sus investigaciones. De allí la aparente repetición y/o reiteración, cuando en realidad de lo que se trata es de la definición de matrices”, sostiene la curadora. Esto último, repetición/reiteración/definición de matices puede apreciarse comparando el retrato del poeta vanguardista peruano A. Hidalgo de 1925 y El hombre de la flor amarilla de 1932.
A lo largo de su carrera expuso en Berlín; Buenos Aires; Santiago de Chile; París; Saint Etienne; Bonn; Bruselas; Ginebra; Nueva York; Sao Paulo entre otros.
En Argentina fue dos veces director del Museo de Bellas Artes de La Plata, ubicado en Avda. 51 entre 5 y 6, que hoy lleva su nombre. Fundó y dirigió la revista Crónica de arte.
En 1953 se estableció en París.
En 1970 decidió volver a Argentina pero no pudo lograrlo, falleciendo lejos del país, el 16 de octubre de 1971, hace ya 50 años.
1932, Oleo sobre Tela 81 x 65,2 cm. Museo Nacional de Bellas Artes.