
LA EDUCACIÓN EN PANDEMIA
(…) “El sol es acuósamente cálido..
los tablones están sueltos
nuestros pasos mantienen este lugar
unido
como lugar nuestro
las decisiones compartidas completan
lo posible
no se cuando
volveremos a reír
pero la próxima semana
labraremos otra parcela
para la siembra de esta primavera.
(Audre Lorde , Reconocer nuestras fronteras.)
Por Gabriela D’Onofrio
Además de enfermedad y muerte, la pandemia trajo consigo una serie de replanteos éticos que reviste una enorme complejidad, debido a que nos estamos ocupando permanentemente de situaciones más urgentes y prioritarias, como lo es salvar vidas: la propia, la de lxs otrxs.
La educación es un gran escenario en donde se vieron desde siempre expresiones muy claras, obscenas y dolorosas de las distintas caras de las desigualdades sociales, pero estos conflictos se evidenciaron con mayor crudeza desde que comenzó la pandemia. Esta situación quiebra los contratos establecidos para el óptimo funcionamiento del rol educativo, fisurando los entramados con planteos éticos que se manifiestan con mayor urgencia de resolución.
Las tensiones permanentes que se dan en tres dimensiones del sistema educativo, sobrecargan esta trama. La primera se encuentra puertas adentro de la institución, en el propio ámbito de la educación: abarca la actividad de lxs docentes, el plantel de auxiliares y las autoridades escolares. La segunda es la que involucra la relación entre la escuela y la comunidad; y la tercera implica a la escuela y al Estado.
Lxs estudiantes
Lxs niñxs, adolescentes, jóvenes y adultos estudiantes, se encuentran en el ojo de la tormenta. Lo hacen nadando como pueden, ayudados por sus familias y por la escuela, en un mar de vulnerabilidad de derechos: en la virtualidad, si cuentan con los dispositivos necesarios, con datos para la conectividad; en la presencialidad, existe el riesgo de que el virus impacte sobre las “burbujas” y estas tengan que disolverse.
Todas estas interacciones de fuerzas actuando en un océano de impotencia por no poder cubrir y mitigar las desigualdades sociales y económicas, se profundizan ante la mirada impávida de los docentes.
Resulta ser que la Escuela queda una vez más atrapada como en una gran “morsa de carpintero”, entre el pedido de salvataje (rol histórico reclamado, si los hay) realizado desde la comunidad y desde el Estado. No hay ningún docente, sea del nivel que sea, que quede afuera de ese pensamiento construido a lo largo de la historia de la escolaridad en la Argentina. Hoy más que nunca, debe cumplir su función igualadora de derechos hacia sus estudiantes.
Los padres, madres y familias
La comunidad de padres y madres -algunos de ellos también docentes- acompaña la educación durante la pandemia con gran expectativa y con esfuerzo inconmensurable, subiéndose a la gran utopía de otorgar algo de normalidad a la vida familiar en este contexto catastrófico. Muchos reclamaron y continúan reclamando mejores formas. Otros pocos -aunque sean pocos, duelen- canalizan la ira que produce esta invasiva enfermedad en este espacio. Mucho dolor que volcar en algún lado. El Estado acompaña, pero también pide. A veces pide de más…
Lxs docentes
En un momento resultaron ser lxs únicxs trabajadores no esenciales que debían exponerse junto con sus estudiantes y son, una vez más, convocados a inmolarse junto a sus alumnos. Hubo resistencia. La confianza ciega en los docentes se quiebra, se ve amenazada. Lxs docentes temen a esa ruptura, una vez más no pueden escapar al mandato. Así la escuela se transformó en una trampa. Una trampa sin escapatoria: muerte segura. Novedosa demanda que supera la imaginación de cualquier analista desprevenido. Una demanda más que no se puede cubrir, que pone por encima vaya saber qué intereses por sobre la vida de la sociedad en su conjunto. Resulta imposible pensar un motivo valedero más importante que la vida.
A la escuela le pedimos mucho amor. No sé si le damos tanto como le exigimos.
*Dibujo de la portada por Leonardo Massari @leonardomassari @lenomass
8 Comments
Gabriela Bourdieu
Es tan real que la escuela se transformó en una trampa, triate y desesperante. Me gustó mucho este artículo.
Manuela
Excelente 👏🏽👏🏽👏🏽
Viví
Excelente!! Comparto todalmente lo que escribís Gaby y sobre todo "Resulta imposible pensar un motivo valedero más importante que la vida"
Admirador anónimo
Interesante análisis que demuestra conocimiento de causa. Lamentablemente los históricos problemas de la educación se ven potenciados con la pandemia que nos toca atravesar. Le docente siempre será la llave para mostrar un camino. Ánimo, que como dijo el Dr. Martin Luther King, aunque supiera que el mundo se acabará mañana, todavía hoy, yo plantaría un árbol.
amarilis Diaz
Gracias, Gabriela por tus conceptos, los comparto y fundamentalmente cuando decís: "A la escuela le pedimos mucho amor. No sé si le damos tanto como le exigimos", para hacernos reflexionar, muchas gracias