
La poesía de Julie Dorrico (Guajará-Mirim, Rondônia, Brasil)
No chão da minha memória/ corre a menina com as árvores. /
As gentes são tudo aquilo que conversam com o seu coração. –Julie Dorrico
En el fondo de mi memoria/corre la niña con los árboles. / Las personas
son todo aquello que conversa con tu corazón
(Versión libre traducida al español por Luisina Milone)
Voces como la de Julie Dorrico son importantes de oír en nuestros días. Con la pandemia del Covid-19, la catástrofe ambiental parece haber pasado a un segundo plano, pero ella sigue acechando a la humanidad, o más bien, nosotros la hemos acechado tanto, que la naturaleza está reaccionando en busca de auxilio… Al mismo tiempo, y totalmente vinculado con la degradación del medio ambiente, los pueblos indígenas son atacados de manera reiterada y cada vez más violenta por los grandes empresarios y latifundistas, saqueando las tierras en las que viven desde tiempos inmemorables. Los pueblos indígenas son quienes más protegen el medio ambiente, y con su destierro forzoso, la naturaleza sufre a la par de ellos.
Hablar de Julie Dorrico es poner el ojo en una poesía fundamentalmente indígena, y por lo tanto, hermanada con la Madre Naturaleza, la cultura, la raíz. Julie es macuxi y nieta de Macunaíma, el héroe indígena que Mário de Andrade transformó en el malandrín símbolo de la integración nacional y que el escritor y artista macuxi Jaider Esbell ha luchado por recuperar. Los Macuxi son un pueblo de filiación lingüística ‘Karib’ que habita la región de las Guyanas entre las cabeceras de los Ríos Blanco y Rupununi -territorio que actualmente se divide entre los países de Brasil y Guyana. Junto con los pueblos vecinos -los Taurepang, los Arekuna y los Kamarakoto-, los Macuxi forman una unidad étnica mucho más abarcativa conocida como ‘los Pemon’, término que a su vez se contrapone a ‘Kapon’, designación con la cual se engloba a los Arakaio –conocidos en el lado brasilero con el nombre de ‘Ingarikó’- y a los ‘Patamona’, quienes son sus vecinos hacia el norte y hacia el noroeste, respectivamente. El conjunto global de todas esas nominaciones étnicas y de los diversos niveles de contraste forman un sistema de identidades que, entre los pueblos guyaneses, hace particular a esos grupos del área conocida como ‘circum-Roraima’. Para el año 2004, se estimaba que la población Macuxi de Brasil alcanzaba alrededor de diecinueve mil (19.000) personas, de las cuales aproximadamente la mitad se encontraban asentadas en el lado de la Guyana, donde ocupaban campos y serranías al extremo norte del estado de Roraima, y al norte del distrito guyanés de Rupununi.
Julie Dorrico es Doctora en Teoría de la Literatura en la PUCRS (Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul), con especialización en literatura indígena, y autora del libro de poemas “Eu sou macuxi e outras histórias” (Caos e Letras, 2019) que obtuvo el primer lugar en el concurso FNLIJ/Tamoios de novos escritores indígenas. Julie tiene 30 años, vive en Porto Velho, capital del Estado de Rondonia, es macuxi, escritora y poeta. Según ella, hoy existen en Brasil alrededor de 57 autores indígenas. Julie les ayuda a divulgar su trabajo a través de su canal de Youtube “Literatura Indígena Brasilera”. Además creó dos perfiles de Instagram llamados @leiamulheresindigenas y @literaturaindigenaro que difunden contenido sobre esta temática.
Los poemas de Julie me han hecho llorar, algo que no me pasaba desde hace un tiempo. Creo que tocaron una fibra, todavía no sé el porqué de esa emoción cuando leo poesía indígena, quizás deba revisar con atención mi árbol genealógico como lo hizo ella, hasta descubrir sus raíces macuxi. En sus poemas hay un destello de infancia, de alegría, de tristeza, de inocencia, de lucha, de aprendizajes, de vida. Cuando leo a Julie me siento viva. Porque me conecta con todo eso que somos, con la tierra, el aire, el agua, los pájaros, lo animales… Y me pregunto por qué todavía no entendimos que si no cuidamos a la Madre Tierra, nuestra querida Pachamama, estamos fritos… Nos ha dado tanto, y se lo hemos devuelto lastimándola. Quizás esté emocionada, sí, pero también estoy indignada, porque nuestro pueblos originarios siguen siendo atacados, hostigados, desalojados, despojados, arrasados… en un mismo acto destructor que se lleva todo por delante, como una topadora: árboles, niños, aves, ríos, lenguas, canciones, culturas, plantas, pueblos, culturas, almas… Los invito a leer a Julie Dorrico, una de esas poetas que es importante leer en nuestros días, y en aquellos que vendrán.
Versiones libres traducidas al español por Luisina Milone.
Vô madeira O vô correu correu O vô era um encantado Um dia, num de seus passeios, o vô viu alguns de seus netos em cima de dragas no meio do rio: O vô achou que ia parar O vô podia ser eterno Só que ninguém sabia que quando ele se fosse Feito fome | Abue madera El abue corrió corrió Con las pirañas y los delfines rosados, Con las jatuaranas y los pacúes negros, Con las cobras y los yacarés, Con todas gentes no-humanas del río; El abue era un apasionado Y a veces cambiaba de piel para ver como andaba el mundo A veces venía de gente, otras de árbol de mango, algunas veces perdidas, de jaguareté; Un día, en uno de sus paseos, el abue vio algunos de sus nietos arriba de dragas en medio del río: ¡Borrachos! Tirando plato, plata, paño, plástico Paren. El abue lloró. El dinero es el veneno del alma. El abue pensó que iban a parar Oro, corrientes, pulseritas, anillos, Casamientos, hijos, nietos, bisnietos Tataranietos, Sin agua. El abue podía ser eterno Pero hizo la travesía joven. Sólo que nadie sabía que cuando él se fuese Todas las personas se iban también. Y fue así que nosotros desaparecimos. Hecho hambre Hecho sed Hecho noche Hecho muerte. |
Retomada Como você se atreve a nos chamar de pobres hoje Como você se atreve a nos chamar de feios Como você se atreve a nos chamar de preguiçosos Não somos pobres Não somos feios Não somos preguiçosos Então, como você se atreve? Há luas e luas Nossas belezas Então | Reanudación ¿Cómo se atreve a llamarnos pobres hoy Si usted fue quien nos robó nuestra tierra? ¿Cómo se atreve a llamarnos feos Después de haber violado a nuestras mujeres? ¿Cómo se atreve a llamarnos perezosos si fue usted quien nos mató de trabajar? No somos pobres Fuimos empobrecidos No somos feos Fuimos palidecidos No somos perezosos Fuimos esclavizados, tutelados Entonces, ¿cómo se atreve? Hay lunas y lunas Nuestros ancestros tejieron nuestra historia de gloria Por eso luchamos para recuperar: La tierra que nos fue robada, La voz silenciada El cuerpo escondido Nuestras bellezas Nuestros encantos Nuestros pueblos Nuestras vidas Entonces Nunca más se atreva a disminuirnos en su espejo. |
As bananeiras do meu quintal Quando menina-menina gostava de brincar de esconde-esconde, rouba-bandeira, bets, e subir nas árvores. De todas essas brincadeiras, era o esconde-esconde que alardeava desde cedo minha mãe, que corria pra me encontrar entre as bananeiras do nosso quintal. Gritava, se exasperava, desesperava mais um pouco: – cuidado com a cobra! E centenas delas passeavam livremente por nós. Entre as bananeiras, entre o coqueiral, entre os ingazeiros eu cresci, por isso mesmo me tornei uma planta que, com o tempo, floresce e morre, como a vida que se transforma diariamente em coisa melhor-pior-melhor-pior… Eram árvores até o infinito, eram plantas que cresciam amigas umas das outras, era eu criança correndo pelo mato, como agora corro no chão de minha memória. Um dia meu irmão caiu e quebrou o pé, embaixo do tronco cortado havia uma sucuri, ela não pegou ele porque o achou minguado demais para dar um caldo. – Sorte nossa! Um dia meu irmão foi tomar banho e foi recepcionado por uma cobra, chamando ele pra brincar no banheiro! Ele não quis não, deixou o banho de lado e foi correndo jogar bola. – Sorte a dele! Minha mãe não punha forro em casa porque dizia que a gente ficava mais perto do céu blú. Eu não gostava não! Quando criança eu só queria correr na floresta do meu quintal, comer banana, ingá, manga, lima, coco e goiaba. Não gostava daquilo de céu não, lá longe… O meu céu já era o colo de minha mãe, a companhia de meus irmãos e as gente-árvores que ouviam todas as minhas histórias de menina. No chão da minha memória corre a menina com as árvores. As gentes são tudo aquilo que conversam com o seu coração. | Las bananeras de mi patio Cuando niña niña Me gustaba jugar a las escondidas A la captura de la bandera, bets, Y subir a los árboles. De todos esos juegos, eran las Escondidas que alardeaba desde temprano mi mamá, Que corría para encontrarme entre las bananeras de nuestro patio. Gritaba, se exasperaba, se desesperaba pero un poco: -¡cuidado con la cobra! Y centenas de ellas paseaban libremente por nosotros. Entre las bananeras, entre los cocoteros, entre los ingáes Yo crecí, Por eso mismo me volví una planta Que, con el tiempo, florece y muere Como la vida Que se transforma diariamente en cosa Mejor y peor, mejor y peor… Eran árboles hasta el infinito, Era plantas que crecían amigas unas de otras, era yo una niña corriendo por la selva, como ahora corro por el fondo de mi memoria. Un día mi hermano se cayó y se quebró el pie, debajo del tronco cortado había una anaconda, Y ella no lo agarró porque lo encontró flacucho para llevarlo al fondo. – ¡Suerte la nuestra! Un día mi hermano fue a bañarse y fue recibido por una cobra, ¡Llamándolo para jugar en la ducha! Él no quiso saber nada Dejó el baño de lado y se fue corriendo a jugar a la pelota. – ¡Suerte la de él! Mi mamá no ponía techo en casa porque decía que quedábamos más cerca del cielo azul. ¡A mí no me gustaba para nada! Cuando era niña sólo quería correr en la floresta de mi patio, comer banana, inga, mango, lima, coco y guayaba. No me gustaba aquello del cielo, allá lejos… Mi cielo ya era el regazo de mi má, La compañía de mis hermanos Las gentes-árboles que oían todas mis historias de niña. En el fondo de mi memoria corre la niña con los árboles. Las personas son todo aquello que conversa con tu corazón. |
O boto Para Márcia Kambeba Na ponta da canoa O canto ecoa Lá vem o boto! Da proa da canoa Dá pra ver o boto Brincando com o vô Lá vem o boto No pé do Apeú Atrás do canto! O boto gosta de canto! Um encantado faz o quê? Canta! Por isso ele veio! Por isso ele vem! Às vezes homem Às vezes criança Às vezes mulher Da ponta da canoa Quem ele é? Ô boto bonito Me leva pra ver o teu mundo? No balanço do maracá O canto ecoa Ecoa o canto! | El delfín del Amazonas Para Márcia Kambeba En la punta de la canoa El canto resuena ¡Ahí viene el delfín rosado! Desde la proa de la canoa Da para verlo al delfín Jugando con el abue Ahí viene el delfín rosado Al pie del Apeú ¡Atrás del canto! ¡Al delfín le gusta el canto! ¿Un encantado hace qué cosa? ¡Canta! ¡Por eso él vino! ¡Por eso él viene! A veces hombre A veces niño A veces mujer El de la punta de la canoa ¿Quién es? Oh, delfín rosado bonito ¿Me llevas a ver tu mundo? En el balanceo de las maracas El canto resuena ¡Resuena el canto! |